lunes, 28 de junio de 2010

Vacaciones: ¿Vuelve la Época de Terror?

Alternativas para aprovechar el tiempo durante ésta temporada


La temida circular de principios de Junio ya ha llegado, en la que el colegio simplemente dice: “Desde el Viernes (…) y hasta el próximo Martes (…) disfrutaremos de unas merecidas vacaciones”. Entonces un escalofrío recorre la espalda de innumerables padres de familia que recuerdan lo que aquellas largas semanas significan: Niñeras, dejar a los niños con alguna de las abuelas, quejas de los vecinos, horas ante el televisor, bromas telefónicas, cuentas en la tienda, saqueo de la nevera, travesuras en casa, tardes completas con los amigos y discusiones por las trasnochadas ante el televisor o las mañanas enteras de pereza en la cama.


El reto es claro: Darles algo qué hacer antes que otra cosa se les ocurra, es decir, el tiempo libre necesita ser optimizado al máximo. Para abordar éste tema dividiremos a los chicos según sus diferentes edades, ya que no es lo mismo planear vacaciones para los más pequeños que para los más grandes.

De los 2 a los 8 años: Una oportunidad para afianzar habilidades.
El cuidado de los más pequeños se convierte en la principal preocupación de los padres que por motivos laborales no pueden acompañarlos durante sus vacaciones. Las soluciones más comunes involucran a los parientes que disponen de tiempo para hacerse cargo de ellos, o personas especializadas en su atención, como niñeras y jardines infantiles con programas de temporada. Sin embargo y en todos estos casos la recomendación es la misma: El niño ha de estar en manos de personas de confianza, las cuales deben permitir un seguimiento a la formación impartida por las instituciones, de lo contrario, estas semanas se convertirán en una ruptura que no beneficiará la labor formativa tan importante durante los primeros años. Los hábitos y las rutinas serán la prioridad en estas edades, donde la alimentación y la higiene se mantengan según lo acostumbrado en época escolar, con lo cual se evitarán desajustes significativos que impliquen empezar de nuevo la adaptación cuando regresen de vacaciones. Otro aspecto importante es el de ver las vacaciones como un espacio en el cual pueden continuar aprendiendo y desarrollando sus procesos básicos de una manera más lúdica y entretenida. Las Cajas de Compensación, por ejemplo, ofrecen cursos y talleres especializados en motricidad, aptitudes artísticas y deportivas, con lo que tendrán al menos unas horas de entretenimiento formativo. Las actividades se pueden complementar con salidas y visitas a lugares a los que habitualmente no pueden acudir. En el caso de Bogotá, el Distrito y las Alcaldías Locales desarrollan programas de temporada en Museos, Bibliotecas y Centros Culturales. La búsqueda de estas opciones se facilita consultando los medios de comunicación pertinentes.

De los 9 a los 12: Nuevos espacios, nuevas actividades.
Para los Preadolescentes, una más de las categorías recientemente ideadas para comprender a nuestros hijos, las vacaciones pueden aprovecharse para fortalecer los procesos que el tiempo en la escuela no permite desarrollar. Aquí lo recomendable es la exploración de los intereses de cada uno de los chicos, y su aproximación a actividades como el deporte con orientación competitiva y visión de equipo, así como el arte y las manualidades con una funcionalidad estética o la explotación de talentos personales como la escritura o la danza. Es importante contar con su criterio y un abanico de posibilidades para que ellos sean quienes puedan escoger, mostrando la relevancia de las decisiones que se toman en la vida y cómo lo que se inicia debe finalizarse. Los anterior implica entonces, acercarnos como padres y determinar con ellos lo que más les resulta atractivo en cuanto actividades y temáticas, conjugando aquella información con las áreas de su interés en el colegio. Muchos de nuestros lectores se llevarán la mano a la cabeza y pensarán en lo difícil que resulta hablar con sus hijos, para ellos y para todos nosotros destacamos que una buena comunicación durante esta etapa y aprovechando momentos como las vacaciones reduce en gran medida las dificultades de la adolescencia en plenitud.

De los 12 a los 14: Socialización con un sentido constructivo.
Para los adolescentes las actividades han de centrarse en sus habilidades de socialización en equilibrio con sus demás capacidades personales. Durante las vacaciones es recomendable para aquellos padres establecer planes donde siempre se sientan en compañía de un par, lo cual garantiza continuar con el proceso de identificación por medio de otros y ganar en términos de autonomía. Importante: Hablamos de autonomía, no de soledad ni baja supervisión por parte de los padres o los cuidadores.
Las precauciones y atención nunca cambian, sólo se altera la forma de mantenerse al tanto de nuestros hijos, así que debemos prestar especial atención a quiénes son sus amigos en el barrio o el conjunto residencial y acercarnos a las familias de sus compañeros para establecer límites a tiempo. Como una oportunidad de oxigenar las amistades del colegio, los adolescentes pueden ser vinculados a grupos de acción social o deportivos, sea ya una preferencia marcada por ellos mismos o con la sugerencia de sus padres. Allí podrán establecer otros vínculos de amistad y ejercitarse en este campo.

De los 14 hasta donde nos lo permitan: Acercarlos a otras realidades.
Con los mayores el asunto de las vacaciones puede tener otros tintes, ya que la intervención en sus decisiones parece cada vez más difícil y poco desean atender órdenes sobre cómo ocupar su tiempo. Es la oportunidad para afianzar su papel como parte de un equipo llamado “familia” y familiarizarlos con realidades más cercanas a los adultos. No resulta ajeno para muchos padres vincularlos con encargos específicos dentro de la empresa familiar o llevarlos en ocasiones a desarrollar las actividades propias de los mayores. La consigna ha de ser clara: Si quieres vivir como un adulto, el paquete viene completo. Atención: no estamos hablando de trabajo infantil ni mucho menos de explotación, sólo del equilibrio entre las ventajas del mundo adulto (como gastar dinero y obtenerlo adecuadamente). Así que asignar tareas específicas en casa o labores propias de un joven o una jovencita “grandes” no es algo impensable ni inapropiado.

Para tener en cuenta en todas las edades…
Horarios: Al igual que durante la etapa escolar, las vacaciones requieren de la organización del tiempo, aunque un poco más flexible, pero igualmente organizado; lo anterior permite mantener el ritmo al que nuestros hijos se encuentran adaptados, reduce la ociosidad con sus riesgos inherentes y permite entender que aunque en temporada de descanso, se mantienen los límites.
Seguridad: Permanecer en casa implica mantener la atención en otro tipo de riesgos. Los accidentes caseros de menores de edad se multiplican durante las vacaciones y los ojos vigilantes no pueden descansar. Lo mejor en éstos casos es dejar las normas claras y anticiparse a las travesuras o el descuido de los chicos.
Rutinas y Medios de Comunicación: Mucha atención con la Internet, la Televisión y el teléfono. Sin lugar a alarmismos ni exageraciones, por estos medios nuestros hijos encuentran los mayores riesgos de su tiempo. El control y seguimiento de los padres no debe irse de vacaciones pues parte de la brecha entre los padres y sus hijos, así como las consecuentes sorpresas, se deben al refugio que éstos últimos encuentran en los medios, mientras como adultos desconocemos lo que “consumen” por sus cinco sentidos.
Amigos: La socialización es un aspecto fundamental en la vida de todo ser humano, por lo que las experiencias de amistad son importantes a lo largo de todo el desarrollo. Nuestro rol como padres es el de acompañarlos en su “entrenamiento” afectivo y poner límites cuando sea necesario. Durante las vacaciones nos debe resultar importante limitar los tiempos de socialización y conocer de cerca a quienes pueden generar una gran influencia sobre nuestros hijos. Importante: Sea donde sea, orientar la interacción de los chicos con personas de un rango de edad similar, lo que le permite mantener un desarrollo acorde y evitar riesgos innecesarios.
Si cuenta con dudas o sugerencias, no dude en contactarnos.

Patricia Rivas, Psicóloga Familiar

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